No quería dejar pasar esta receta de frosting muy acorde a estas fechas. Con cupcakes de chocolate quedaría genial, pero como no me ha dado tiempo de hacer los cupcakes, lo he servido en copas y la verdad es que es tan rico que se puede comer solo...
La receta es muy sencilla:
Ingredientes:
500 gr de queso mascarpone
1 taza de azúcar glass
esencia de vainilla sin color
esencia de menta
esencia con colorante rojo de red velvet o colorante rojo extra en pasta
nata líquida para montar
Preparación:
Batir el queso mascarpone con el azúcar glass a velocidad baja y añadir la vainilla. Esta receta puede variar su consistencia dependiendo de la consistencia que tenga el mascarpone que se use. Si quieres que la mezcla esté menos espesa, puedes ir añadiendo cucharada a cucharada de nata e ir mezclando hasta obtener la consistencia deseada para el frosting, pero con cuidado de no batir demasiado para que el queso no se corte. Luego, separar 1/3 de la mezcla y colorear con la esencia red velvet o con colorante en pasta extra rojo. El resto, batir un poco mas con esencia de menta. Nótese que no he puesto cantidades a las esencias, porque lo dejo al gusto del consumidor. Es importante ir catando de poco en poco hasta dar con el punto exacto para cada gusto. Una vez listas las dos mezclas, colocar cada una en una manga (la de red velvet en una con la abertura muy pequeña) y a su vez, estas dos mangas en una manga con la boquilla que se vaya a utilizar ya montada. Así se creará el efecto bicolor típico de los bastones de caramelo.
Para acompañar? Una galleta de jengibre, de la que pronto daré la receta y un bastón de caramelo <3
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